Un día en la playa

Por fin he estrenado mi kit de playa (bolsa, pareo, bikini y demás, que una está preparada para todas las circunstancias)y he disfrutado de un domingo de playa de los de toda la vida, con su mesa, mantel, sombrilla, sillas, tortilla y filete empanado, tinto de verano y hasta café. Esto que parecía exagerado para un par de horas en la playa, ha resultado ser más bien modesto, comparado con el despliegue de medios exhibido por el personal. Por estos lares la sombrilla está ya demodé y lo que se impone es un cenador (o varios), con mesas y sillas de jardín que hacen que la playa parezca un campo de refugiados. Añadan a esto dominó, cartas, neveras, tropecientos tupperware de comida, botellas de vino e incluso pasteles...e ir a la playa para alguna gente es algo parecido a una mudanza.
La nevera que más mola es una de plástico azul, relativamente pequeña. Este verano siguen haciendo furor los "churros" (esos chismes alargados de colores de espuma que parecen un fideo) como juguete acuático. Los vendedores ambulantes este año venden pareos y túnicas de gasa con pedrería, y gafas de sol, gorras y bolsos de imitación (Louis Vutton, Yves Saint Laurent, Dior, Channel...) para que todas nos quitemos los complejos y seamos clones de Anita Obregón (o de Pitita Ruidrejo, de todo hay).
Las turistas británicas siguen siendo reconocibles por los zapatos dorados. Y por los gin-tonic.
Un año más he constatado que las dietas milagro no funcionan y la mayoría de la gente está mejor vestida. La excepción son los bebés, que están para comérselos y puede pasarse uno horas viendo como juegan.
Las mujeres a partir de cierta edad se vuelven barrocas y van a la playa maquilladas y cubiertas de oro. Los hombres a partir de cierta edad tienen pelos en la espalda y una tripilla o tripón que contrasta con unas piernas delgaditas.
Un poco más allá había un grupo de veinteñeros que parecía un anuncio de Vodaphone. Todos guapos/as y con cuerpos gloriosos, con peinados y vestuario de lo más cool y jugando en la playa como niños. Al verlos me sentía taaaan mayor...
A mi derecha, un chaval de unos 16 años intentaba convencer a sus padres de que le compraran una moto. Decía que él siempre se pondría el casco. Los padres le decían que ahora no, que le iban a comprar el apartamento. Cuando el chaval les contestó que prefería la moto al apartamento me agarré a los brazos de mi silla para no levantarme y darle un par de bofetadas.
Hum, qué suerte tiene alguna gente. En fin.
Y he sobrevivido sin quemaduras graves, ni ampollas en los pies (la arena quemaba). Que ya es bastante. :)
Saludos
Nuala
Posted: 7/5/2004; 1:53:34 AM
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